Carlos
Arbeláez en el 2011 dirige su película
los colores de la montaña, una hermosa película que trata del conflicto
colombiano. Esta vez desde una óptica
muy particular, la de los niños. En este film es muy bueno observar la valentía
y el mundo que trata de mantenerse con esa inocencia y fantasía que tienen los
niños. En medio de un panorama descarnado y violento.
La
cotidianidad de estas familias, y de sus escuelas se ve atemorizada por un
grupo de campesinos que levanta en armas, por el paramilitarismo para ser más
específicos. Esa cotidianidad de profesores y de manzanas en las ventanas, de
pizarras y de olor a temperas se ve fastidiada por la presencia de tiros y
amenazas.
A lo
último no queda más que irse, alejarse
de las tierritas, llegar a la ciudad, inmiscuirse de lleno a la angustia del
cemento. Esta película hace parte de ese manojo de cintas que abogan por un
cine que cuente nuestras problemáticas, que refleje todas nuestras vergüenzas.
A los
colores de la montaña se le cae el velo de la inocencia, de la ingenuidad, de
la risa, de la pregunta, de la ternura.se cae en medio de la sordidez
insensible que se teje en las manos de la avaricia y de la ambición.
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