Este
documental de luís Ospina en la cual se habla de Fernando Vallejo es un
derroche de creatividad e ingenio. La conjunción de la palabra literaria y la
imagen contundente de Vallejo ante las cámaras es sobrada y llena de contenido,
de rabia y critica. Sale Vallejo trepando por esas lomas de Boston, de su
antiguo barrio, rememorando a su abuela en la finca de sabaneta.
Este
también es un documental de personaje, centrado en la figura del escritor,
mostrándonos de sus estudios en roma, sus estudios en biología y su trayectoria
como músico y amante de la poesía de barba Jacob y de los muchachos. Nos
muestra también esa figura de escritor polémico, que se opone a una opinión
publica marcada por lo retrogrado y conservador.
Este
documental es necesario casi como reconocer a un bukowski bastante nuestro, que
se ha encargado de desmantelar por medio de la palabra la cochinada y
corrupción en la que se ha cernido nuestro país. Vallejo como director de cine,
cree que su país lo ha traicionado al no dejarle hacer sus películas. Al no
apoyarlo en sus producciones, cosa que en el pasado lo obligo a irse por el
camino de la literatura.
La
desazón suprema es la actitud de Vallejo, esa manera brava y directa de decir
lo que se piensa sin pelos en la lengua, libres, críticos, jamás erizos o
cuerpo espines.
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